Hoy estuve observandolo como siempre y no me canso de decir: "Que majestuosa belleza". No lo quisiera dejar porque deseo empapar mi Alma con grandeza. Pero tengo que dejarlo y esperar otra mañana para poder contemplar el Alba de un nuevo día, con su color tan dorado, con su Luz tan refulgente, con su tamaño creciente y diciéndole a la gente: "buenos días" con alegría. Y así me quedo esperando para volverlo a mirar y darle infinitas gracias por tan inmensa Bondad, porque alumbrará este día y el otro que llegara. Gina Briceño.
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